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Coreografías de la vergüenza

2023

/ Coreografías de la vergüenza

Dirección: Quillen Mut

En escena: Mau Pierotti, Ari Lutzker, Lucía Bertotti, Jan Valente, Cami Paladino, Sasha Disc-jockey: Tobey

Asistencia: Shiuliano

Vestuario: Joishii

Iluminación: Laura Abad

Producción ejecutiva: Quillen Mut, Ari Lutzker, Lucía Bertotti, Jan Valente, Cami Paladino, Tobey

Producción general: Tomo Cabrera

Diseño de video y flyers: Tomo Cabrera
Colaboración artística: Silvio Lang

Una creación del Afectariado Combativo.

 

Realizaciones

2024 - DANZA AFUERA, festival en La Plata, BA.

2024 - ARTE QUEER, FAAC, BA.

2024 - ARTEBA, en el stand de performance bajo la curaduría de Osias Yanov, CABA.

2024 - FESTIVAL FUTUROS, Centro Cultural Conti, CABA.

2023 - MUNAR ARTE, el marco del programa de residencias de Nosenvera, CABA

+Ver nota en Flasherito

Traemos a escena lo que no cabe en las pistas de baile hiperdecodificadas. Ese pasito, ese ritmo, esa corporalidad danzada que cuando la desplegamos somos ridiculizadxs y patologizadxs: poco sexys, medio bestias, un cringe, performers, bebotes cuir, disfóriques. Criaturas salvajes desidentificadas de la noche fashionista, heterosexualizada y en pánico sexual. ¿Cuáles son las vergüenzas que nos  componen y descomponen? ¿Cuáles nos disciplinan? ¿En qué archivo personal se encuban y en qué partes del cuerpo retumban? ¿Es posible deshacerse de ellas? ¿O es volviéndolas propias en una coreografía colaborativa que podemos transformarlas? Sumergirnos en nuestras vergüenzas para saltar de allí y salir danzando de la noche capturada, pasando vergüenza en común, planeando las formas futúricas.
 
Ponernos en relación con nuestros archivos personales de formas de bailar y gestualizar, amplificándolos exageradamente, fue dejando a disposición un repertorio performativo subjetivo y grupal, pero a la vez coreográfico y musical,  de estilos, ritmos y temporalidades muy diversos y divertidos. Llamamos a estos archivos “antologías movimientales”. Allí, nos encontramos con sentimientos de vergüenza. Vergüenzas que moldearon nuestras identidades y entonaron nuestros yoes. Reapropiarse de las propias vergüenzas  y “ponerlas a danzar” nos abrió un abanico tornasol de (des)identificaciones posibles. Las diferentes vergüenzas del grupo se fueron tejiendo como un tapiz manierista o una coreografía colaborativa hecha de hilos de tiempo. Fue un apoyo mutuo.
 
Desde allí nos preguntamos: ¿pueden ser las pistas de baile un habitat para  renarrar o recoreografiar nuestras vergüenzas y resignificarlas? ¿Cómo nuestras performatividades vitales se transforman? Durante algunos ensayos públicos reconocimos que este tejido performativo desplegado en escena por lxs performers genera un efecto de intensificación colectiva que deja a lxs espectadorxs en relación consigo mismxs en el límite de la des(in)hibición.
 
El trabajo coreográfico de yuxtaponer y hacer co-existir, por un momento, estas coreografías de la vergüenza -virtuales y efectuadas- crea un espacio liminar de lo que pueda tener lugar. Repiquetea una coreografía pública cacofónica. ¿Pueden las prácticas artísticas, en nuestro caso, el movimiento danzado, deslimitar nuestras coreografías sociales del ideal del buenx ciudadanx y generar un público fugitivo de los procesos de normalización nacional?
 
Aparecer en el borde mismo de la definición, desorganizar el deseo, parpadear dentro y fuera del significado, desnaturalizar los procesos de rostrificación, yuxtaponer movimientos y temporalidades, disonar en intensidades, tender hacia el desconcierto, desmonogamizar las fascias, fisurar el discurso totalizante de la carne,  violentar la forma completa,  fragmentar el cuerpo,  usar el pensamiento muscular disociativo, celebrar el artificio para liberarnos de la tiranía de lo natural, son algunos de los usos y relaciones de lo discordante que intentan hacer nueva escena social.
 

Quillén Mut y Silvio Lang

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