Quillen Mut

mi amor por vos

me llevó a explorar

una zona en mí que no conocía

una tierra húmeda, oscura

que al posar mis pies en ella

se hunde blanda, hospitalaria

cede con la ternura

de aquellas cosas que comía de chica

pero volviendo a recorrer la sensación

instalándome cómoda en ella

dejando que mi cuerpo pese sobre el suelo

eso que mi amor por vos me da

adquiere en mis recuerdos

perímetros azarosos

es una nueva y vieja imagen

de una sensación que quedó hundida

como borrada

de la que sólo conservo

algo que no puedo explicar 

ni poner en palabras

que es lo que intento

aunque mi amor por vos

sea siempre un silencio

un espacio de intimidad 

que reacomoda nuestros cuerpos

que nos obliga recalcular nuestras dimensiones

y a perder por un momento

la noción de nosotras mismas

porque mi amor por vos

me desafía, me obliga a ser otra

a borrar los límites que me enseñaron

constituyen mi especie

me arroja a otra escala, un espacio que se ensancha 

y difumina los contornos

de lo que soy y nos soy

supuso desde el comienzo un viaje

un extravío, un camino que me lleva más allá

de lo que podía imaginar de mí misma

y en ese viaje recorrimos juntas

paramos helados, rocas grises, pequeños saltos 

de aguas verdes que interrumpen valles de vegetación profusa

donde el sol nos llega en fragmentos

que apenas iluminan 

recortes de nuestros cuerpos

y mi piel tan distinta a la tuya

se puso primero morada, 

después viró de un magenta a un rosa chicle

y ese color que mi amor por vos me dio

se instaló en mí primero como un detalle

un indicio muy inaugural

nadie podía suponer las implicancias 

que luego iba a deparar en el desarrollo

de nuestra relación

porque mi amor por vos

tengo que confesarlo

primero me enfrentó a la repulsión

al asco instalado en el cuerpo

pero a la vez me convidó de una dulzura y suavidad

que desconocía o había pretendido ignorar

mi amor por vos desencadenó en mí

el enfrentamiento de fuerzas que no imaginé

anidaban en mi interior

y se debaten en mi propio cuerpo

pero esa vez, vos me pediste que te acompañe

que no pusiera reparos ni limitaciones

y me llevaste a un basural donde estábamos rodeadas

de todo aquello que mi especie hace y desecha

y en ese prado de olor dulce y podrido

atravesaste mi cuerpo 

hasta hacerme perder el equilibrio

y adquirir otra postura tan distinta 

a la que hasta entonces me sujetaba

y ahí siendo otra

por primera vez me sentí yo misma

o mejor dicho, los contornos que me definían se movieron

hasta señalarme otro espacio

en el que pude ser un valle 

de suaves ondulaciones 

para que vos recorras en silencio

así pude ser yo tu casa, tu paisaje

la línea de horizonte donde se pierde la lejanía en tus ojos

y el poder llegar a ese espacio

que me indicaste sólo con tu presencia

fue la llave

que me dio mi amor por vos

un amor de desconocerse así misma

hasta perder la conciencia

y verse mecida como el agua

por suaves ondulaciones

corrientes que no domino

y sin embargo me permiten

encontrar un respiro, una breve exhalación

que por un momento, sin darme cuenta

me amparan, me acogen,

y sobreviene el silencio

apenas conmovido

por el eco de tu tacto

en mí.